Cuando la realidad nos desafía las opciones que tenemos a mano pueden ser pocas y gran parte de nuestro esfuerzo puede verse opacado por el agobiante ritmo del día a día. La capacidad de respuesta y de adaptación es parte de nuestro espíritu emprendedor, y como profesionales del área de eventos, buscamos minimizar ese impacto para generar experiencias positivas. Hoy una de nuestras team managers Gigliola Buccellato nos comparte su experiencia.
Hace poco me preguntaron cómo me adapté a esta acelerada carrera de la transformación digital de los eventos, potenciada por el COVID-19. Un año después puedo ver claramente que uno de los principales desafíos como organizadores de eventos, fue traspasar los eventos presenciales al mundo digital, creando una nueva experiencia interesante e innovadora sin perder la conexión con las audiencias y manteniendo la motivación de los equipos de trabajo.
Confieso que, al principio, fue un salto al vacío. Resetear y cambiar el mindset de años de trabajo para abordar el mundo virtual con mucho desconocimiento desde lo tecnológico, y también, comprender las motivaciones y los drives de las audiencias del otro lado de la pantalla. Entender el acotado tiempo de atención aún frente a contenidos interesantes, la necesidad de las personas de sentirse cerca a pesar de la distancia, en fin, generar engagement con muchas limitantes. Y por otro lado, navegar el mundo de las plataformas de eventos online, analizar la experiencia del usuario detrás de la pantalla, incursionar en nuevos conceptos de programación, diseñar campañas online de comunicación, y un sinfín de cosas nuevas que a priori parecían imposibles de asimilar.
Una vez superada esta empinada escalada de aprendizaje, con éxitos y fracasos que me permitieron ir perfeccionando la técnica y el acercamiento al lenguaje digital, puedo afirmar por experiencia propia lo que tanto se venía sosteniendo desde la teoría: los eventos digitales no son una mera tendencia, permiten reducir costos e incrementar la audiencia potencial con una menor inversión. Asimismo, los eventos híbridos son el futuro de nuestra profesión en donde el desafío es crear una experiencia unificada entre lo digital y el evento físico para potenciar los beneficios de cada uno.
A medida que avanzo en este universo me doy cuenta que hay mucho por descubrir y mucho para ofrecer a nuestros clientes para cumplir sus objetivos, si bien regionalmente tenemos que profundizar en el uso de herramientas y aplicaciones digitales que en el resto del mundo ya son moneda corriente. También, con los nuevos formatos de eventos, las posibilidades se multiplican para las marcas, los recursos adecuados fortalecen el desarrollo y la fidelización de su cartera de clientes, tanto para networking e inclusive, para generar comunidad entre los colaboradores.