Para nosotros es volver a ese estado de asombro y de absorción de la realidad que teníamos cuándo éramos chicos. Cuando lo único que nos preocupaba era divertirnos, explorar y ver. Cuando todo era nuevo, cuando un palo era una espada y una toalla una capa del superhéroe que aun nadie había inventado. Cuando no nos importaban las opiniones de los demás, cuando no teníamos miedo al qué dirán ni al fracaso.
¿Cliché? quizás. Hay métodos, claro, hay formas de trabajo que aplican unos y otros creativos de distintas áreas.
Nosotros preferimos primero mirar, investigar, ver, asombrarnos con el arte, la fotografía, el teatro, ir a ver muestras, juntarnos a charlar con amigos, con desconocidos, ver charlas por internet.
Escribir una idea cuando surge, en el almuerzo, en la ducha, previo a una siesta o en medio de una meditación. Obvio que hay momentos que hay que sentarse a escribir ideas y tienen que salir en tiempo récord, eso también se hace. Pero para un creativo las ideas surgen en cualquier momento.
Ser creativo, como cualquier otro oficio es práctica, y cuándo hay que cumplir con deadlines, ya no es tan divertido como cuando es solo un juego. Pero la práctica, la observación y las horas de trabajo son las que hacen que uno pueda cumplir con los pedidos del cliente de una forma creativa e innovadora.
Victoria Weill
Departamento de Creatividad de Énfasis People & Brands.